El artículo que aparece Y Combinator: http://matt-welsh.blogspot.com/2012/01/making-universities-obsolete.html nos trae un interesante debate.
Haciendo obsoletas a las universidades.
El autor del artículo se plantea si esto es realmente una revolución en la manera en que se imparte Educación Superior, o es simplemente otra manera de distinguir entre los que pueden acceder a universidades y los que no.
Una de las cosas que plantea, y que tambien considero muy relevantes, son los fallos del modelo de educación superior convencional.
Fallo #1: Exclusividad.
En la brillante presentación en DLD Sebastian Thrun habla de como se sentia avergonzado de que solo pudiera enseñar a unas pocas docenas de estudiantes cada vez, y solo a aquellos que pudieran permitirse pagar los 30.000$ que cuesta atender a Stanford. El autor estima que el ha enseñado a menos de 500 estudiantes en total durante sus 8 años en la facultad de Harvard, algo que considera una trayectoria muy pobre.
Y la cosa se pone peor. Todos conocemos muchas facultades que disfrutan poniendo clases duras, en las cuales enseñan material verdaderamente duro al principio del semestre como método para filtrar a los estudiantes más débiiles, a veces, para dejar sólo a 2 o 3 estudiantes realmente comprometidos y realmente buenos dentro de la clase. Esto resulta muy satisfactorio como profesor, ya que no necesitas preocuparte por tutorizar a los estudiantes más débiles, y cuanto menos estudiantes tienes, menos trabajo hay que realizar a la hora de puntuar, etc… No hay ningún inconveniente para hacer esto, y raramente hay incentivos para enseñar un curso más grande y popular.
La exclusividad es necesaria cuando hay un espacio limitado de clase, y tantos dormitorios, y tantos comedores, de manera que hay que ser selectivo sobre quien entra tras las magníficas puertas de la universidad. Es una manera de mantener un renombre: incluso escuelas, como Harvard, con un componente de “educación a distancia”, toma una atención especial en diferenciar la “verdadera” educación de Harvard del “certificado de enseñanza a distancia”, no fuera a ser que esto alimentara la ira de los Viejos Chicos destrozando lo que significa obtener un título de Harvard (algo parecido a la reacción de cuando comenzaron a admitir mujeres, hace mucho tiempo en 1977).
Fallo #2: Puntuaciones.
Puede alguien recordarme por que todavía tenemos notas o puntuaciones? Me gusta lo que Sebastian dice (citando a Salman Khan) sobre aprender a montar en bicicleta: No es como si obtuvieras un suspenso al aprender a montar en bicicleta, y entonces paras y debes empezar a montar en monoiciclo. ¿No debería ser el objetivo de cada clase el que cada alumno obtuviera matrícula de honor?
Aparentemente no. El argumento más común es que necesitamos las notas para distinguir los estudiantes “buenos” de los “malos”. La idea presupone que si no puedes pasar un curso en las 12 o 13 semanas que dura un semestre entonces mereces fallar, sin importar las circunstancias que suceden en tu vida o si podrias haberlo aprendido en un espacio de tiempo mayor, o con más apoyo, o con lo que sea. Y los estudiantes realmente inteligentes, aquellos que aciertan a la primera y sacan sobresaliente en todas las clases, necesitan subir a lo más alto de manera que reciban los primeros frutos de los buenos trabajos, o carreras judiciales o escuelas de medicina, o cualquiera que sea el premio por el que han estado trabajando durante sus jovenes vidas. “No sería justo” si todo el mundo consiguiera sobresaliente — ¿Como conseguirian entonces los privilegiados o los chicos inteligentes ganar alguna ventaja sobre los menos privilegiados o menos inteligentes?
Me parece que todo esto es incompatible con la idea de educación.
Fallo #3: Clases
Como Sebastian dice, las universidades han estado usando el formato de clase por más de 1000 años. Yo solía decir a mis estudiantes que *requerían* venir a mis clases, y nunca proveía mis clases en video, no fuera a ser que los estudiantes se saltaran las cases y la vieran en YouTube desde sus habitaciones. Mayormente todo era por asegurar que todos en la clase obtuvieran el beneficio de mi estilo dinámico y entrenido de dar clases, el cual había perfeccionado a lo largo de los años (incluyendo una danza coreográfica interpretativa que demostraba el movimiento de los cabezales de los discos durante una operación de limpieza en un sistema de fichero estructurado en Logs). Pero mayormente esto era por aumentar mi ego y obtener alguna gratificación por trabajar tan duramente en mis clases a través de que mis estudiantes estuvieran fisicamente allí en mi clase como audiencia.
Implicaciones
No sabemos si Udacity, o Khan Academy y Universidad iTUnes son la solución a esos problemas. Sin embargo hay dos cosas importantes que las universidades online traen sobre la mesa: (1) Ampliar el acceso a una educación superior, y (2) Aprovechar la tecnología para explorar nuevos métodos de aprendizaje.
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El artículo original continua hablando de los riesgos de que la calidad de la educación online no alcance la de la presencial, o como no podría sustituir a la experiencia de estar presencialmente en la universidad y que los empleadores consideren dos categorías de títulos universitarios.
Sin embargo, mi opinión personal, es que esta iniciativa es solo el comienzo de algo más grande, el camino se hace andando y quedarnos parados sobre las valoraciones que se hagan al inicio no influyen en que esto realmente hará avanzar el sistema educativo en su conjunto.
La decisión de Stanford fué para mi admirable y la decisión de Sebastian de abandonar su plaza diciendo “No puedo volver a enseñar en Stanford” fundando Udacity lo es aún más. Quiere enrolar a 500.000 estudiantes para su primer curso sobre como construir un motor de busqueda, y por supuesto libremente y gratis.